El tambalofín en el Concurso Nacional de Tamborileros

Plasencia, agosto 2016

Después de un necesario paréntesis... retomo la actividad para contaros hechos acontecidos en estos últimos meses. No piensen que estuve parado, en este tiempo he repartido mi actividad entre el taller de construcción y Entavía, el nuevo proyecto en el que estoy inmerso y que seguro escuchareis o ya habréis escuchado.

Comienzo con una noticia de este verano, el primer registro gráfico del Tambalofín. Un tamboril de láminas. Podríamos decir que es un balafón en una caja cilíndrica y esa no sería una novedad muy interesante. Lo interesante radica en el binomio resultante, en este caso el avance es permitir tocar melodía, ritmo y armonía. Este año decidí bajar al concurso nacional de tamborileros de Plasencia y hacer una presentación "oficial", para la cual el concurso aún no estaba preparado. El jurado no supo bien como valorar la interpretación y a buen seguro decidieron otorgarme el primer premio en la categoría tradicional a modo de compensación. Después tuve oportunidad de charlar con alguno de los miembros del jurado y entendían que no deja de ser un "tamboril" y que quizás lo adecuado sería cambiar la regulación del concurso. Está bien recordar desde la revisión histórica de una tradición esencialmente cambiante, que los intérpretes también se acompañaban de otro tipo de tamboriles, desde el de cuerdas que usaban en espacios cerrados, a la lata y el garrote cuando estaban en el campo. Eran tamborileros con un sentido estético y de la dinámica, muy poco practicada hoy en día, que a veces mas que tocar pareciera que dispararan sus notas. En cualquier caso la aparición en sociedad del tambalofín espero que sirviera, entre otras cosas, para modificar los criterios de juicio, en pro de una tradición que evoluciona como esencia pura de la misma y servir como estimulo a otros tamborileros a adentrarse en este novedoso tipo de interpretación e investigación.